La responsabilidad de la seguridad vial es compartida por varios actores: parte desde de los automovilistas, las autoridades y también las automotrices.
En una nota publicada hace pocos días en las páginas de Diario Los Andes se daba cuenta de que casi el 35% de las muertes que se registraron en las rutas y calles de Mendoza en 2011 se produjeron en solitario, es decir que fueron producto de vuelcos o choques contra árboles y en los cuales no intervinieron terceros.
Por un lado está claro que los conductores tuvieron allí gran responsabilidad, pero no hay que dejar de pensar que el estado y el equipamiento de los vehículos también cumplen un rol fundamental
¿Qué hubiera sucedido si esos coches hubieran contado con sistemas de seguridad tales como airbags o frenos con ABS? Seguramente que el resultado podría haber sido otro, al menos en alguno de los episodios.
En Europa cualquier coche, por barato y básico que resulte, debe contar con airbags, según lo establece la ley. En nuestro país esa exigencia debería regir desde 2014 para los 0 Km y por el momento estos equipamientos -que organismos internacionales como la LatinCap consideran esenciales-, sólo están disponibles en modelos accesibles como opcionales o directamente hay algunos que no los ofrecen.
Por eso en un reciente informe, este organismo encargado de realizar los “crash test”, determinó que el parque automotriz de América Latina está 20 años atrasado con respecto a los parámetros cinco estrellas que rigen en Europa o Estados Unidos.
Entonces el desafío, en este punto en especial, es que la autoridades hagan cumplir con rigor las normativas de seguridad, que las fábricas hagan posible que los sistemas de seguridad equipen a los autos más económicos, pero también que quienes compran 0 Km valoren y prioricen estos “salvavidas” antes que pagar un extra para mejorar el sistema de audio o agregar llantas.
Claro que seguramente no existirá sistema alguno, por moderno y vanguardista que sea, que logre revertir las consecuencias de actitudes irresponsables como la del conductor en la imagen de abajo, las cuales abundan en nuestras rutas y pocas veces son sancionados en los escasos -y a veces poco criteriosos- controles viales.