Conocé la historia de la de este modelo de los años ’60 que en nuestra provincia tiene un fiel y original ejemplar participando del Campeonato de Clásicos y Sport.
En los comienzos de los ‘60 existía en Europa un auge por los autos sport y nuestro país no quería quedarse atrás. Cuando en Italia salió a la venta en 1963 el FIAT 1300/1500, muchos carroceros se pusieron a construir carrocerías especiales del tipo coupé para este modelo. Uno de ellos fue Alfredo Vignale quien utilizando la estructura de la 1500 berlina, desarrolló esta interesantísima coupé, que es la protagonista de esta nota y que tiene su versión en Mendoza.
Finalmente en 1966 Fiat Concord decide incorporar a su producción la coupé Fiat 1500, siendo presentada a la prensa en el Golf Club de Palermo en el mes de octubre de ese año. A partir de ese momento la 1500 se convirtió en un ícono deportivo para la Argentina; tan sólo un año después fue homologado para competir en las carreras de Turismo y en el Grandes Premios del A.C.A, piloteadas por verdaderas leyendas del automovilismo nacional, como Carlos Reutemann, Mauricio Franco, Picho Pascualini, Miguel Angel Galluzzi y el «Chino» Rodríguez Canedo.
Hoy 46 años después de su nacimiento, la Fiat sigue siendo un referente en las carreras de autos clásicos y un fiel exponente de cada edición del Gran Premio Argentino.
El modelo que inspiró esta nota es del año 1969 y pertenece a la última versión que salió con motor 1.600 cc, caja de 4 velocidades, volante de dos rayos y llantas de 5”. Es una de las tantas 1500 que participa en el Campeonato de Autos Clásicos de Mendoza, habiendo obtenido el primer lugar en la categoría novato en la fecha pasada.
UNA JOYA EN MENDOZA. Seguramente uno de los tantos temas apasionantes que se esconden detrás de cada auto de colección sea el hecho de investigar, conocer y compartir su pasado, cada uno tiene su historia particular y en este caso su propietario, Matías Monserrat nos cuenta cómo adquirió este hermosos ejemplar “La heredé de mi tía abuela Perla a los 17 años. De chico siempre jugaba arriba del auto, y no hacía más que preguntarle cuándo me la regalaría; cuando llegó el día no podía creerlo, ¡después de mucho esperar me regalaron él auto!”
Matías recuerda que la bella coupé color «champagne» lucía bastante deteriorada. “Tanto es así que cuando me la llevé el primer día doblaba y veía que se bajaba la presión de aceite, y lógico, llegué a mi casa y cuando revisé no tenia aceite. Uno de los aspectos más positivos era que estaba completa en cuento a accesorios con todas sus partes originales, motor, paragolpes con sus cromados de fábrica, rejilla de antimonio, volante, tablero, molduras y detalles que poco a poco la fui mejorando”.
“A partir de ese momento fueron horas y horas dedicadas con la ayuda de mi papá, muy poco presupuesto, mucha limpieza y lo básico para que funcione… porque a decir verdad al principio, “llegar a la casa de mi abuela en Chacras era todo un desafío”, dos veces me quedé en el intento; con el de la grúa ya éramos amigos”, bromeo sobre el gran recuerdo de la puesta a punto de este fiel competidor de Campeonato mendocino de Clásicos y Sport.
Matías cuenta que con el auto en condiciones comenzaron junto a su papá a correr carreras de regularidad en la ruta: “Poco a poco nos íbamos perfeccionando y llegamos a ser campeones mendocinos con velocímetro estándar, tengo muy buenos recuerdos de esas épocas”.
Pero con la desaparición de las carreras en la ruta abandonaron la regularidad, hasta que conocieron el Campeonato de Clásicos y Sport.
DE REGRESO A LA PISTA. “En julio me inscribí en la competencia del Desafío Cuyomotor, en el híper Libertad y luego en la cuarta fecha del campeonato en la que participé con mi prima y la pasamos muy bien”, detalla el dueño de la coupé sobre su vuelta a las competencias.
En el futuro espero poder seguir asistiendo a este tipo de actividades compartiendo con amigos buenos vinos y el interés por los autos clásicos”
El relato de Matías, con sus 30 años, es un fiel reflejo que para iniciarse en este hobby, no se necesita desembolsar mucha plata, ni tener un vehículo de gran valor, es la pasión por andar en un auto que seguramente “nació” antes que uno, lo que moviliza a una persona a comprar, restaurar y luego de disfrutar de su clásico…