Desde el año que viene, el 100% de los coches comercializados en 2013 deberán traer ABS de fábrica. Esta medida, junto con la obligación del doble airbag frontal y apoyacabezas en todas las plazas laterales, hará que la seguridad deje de ser un opcional. Pero hay que saber que ante una emergencia, las técnicas para frenar y reacciones son diferentes muy diferentes si contamos o no con ABS.
En una frenada abrupta, por ejemplo sobre piso mojado, las ruedas se bloquean y el coche puede derrapar continuando su recorrido gracias a la inercia. Lo importante es no girar el volante mientras estemos frenando. Luego de «clavar el freno», hay que volantear dejando el pedal libre. En la maniobra tampoco hay que pisar el embrague o intentar bajar un cambio, eso «liberaría» el motor y perderíamos aún más el control sobre el giro de los neumáticos. La gran diferencia con un auto equipado con ABS es que hay que llevar a cabo dos acciones continuas pero claramente independientes: frenar y volantear, que de la otra manera podrían hacerse en simultaneo con además un recorrido más corto de frenada.
La sigla proviene del término inglés Anti-lock Brake System, o sea sistema de antibloque de frenos. El mismo permite mantener el control sobre el vehículo y maniobrar, a pesar de que estemos clavando los frenos. De esta manera, ante un imprevisto uno puede «pararse» arriba del freno y al mismo tiempo girar el volante. El coche no bloqueará ruedas y por lo tanto no derrapará. Sí notaremos una especie de bombeo sobre el pedal de freno que puede asustarnos, pero lo importante es no dejar de pisar el pedal de freno y mantener el control sobre el volante, hacia donde giremos virará nuestro coche, ya que no habrá perdido adherencia con el suelo.
Jota Leonetti
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