El Renault Clio embarrado que recorre las calles mendocinas para muchos es un verdadero misterio. Cuyomotor te cuenta la historia de este curioso auto que tanto llama la atención.
El Clio modelo 2007 pertenece a Sergio Cepparo quien cuenta que junto a “compañero” se encarga de las tareas de rescate a turistas y mendocinos en la Cordillera de los Andes o donde cualquiera necesite una mano para salir de un aprieto. “Aunque es difícil de creer este 4×2 ha sacado de apuros más de una vez a muchas 4×4”, asegura orgulloso su dueño, mientras se apoya en el pequeño Renault repleto de barro.
LA HISTORIA. Son casi 19 años de anécdotas embarradas las que anteceden la historia del Clio enlodado que se pasea por Mendoza. Tuvimos la oportunidad de compartir una charla con Sergio y nos contó en detalle cómo comenzó la aventura.
Desde muy chico junto con su papá y a un Torino familiar que los acompañaba a la Finca Ayelén -propiedad ubicada en el Algarrobal, zona que solía empantanarse-, empezó la historia. Para Sergio este fue el comienzo de su vocación para “remolcar”.
Ahí fue donde aprendió las técnicas de deslizamiento controlado, que luego llevarían a cabo durante muchos años, con asados de por medio junto al Club Wincha del 4×4.
Sergio es el dueño de una fábrica de pastas y parte del Club Car, lo que le permite dedicarse a las actividades de rescate los fines de semana. Dice que su principal tarea además del rescate de los malaventurados conductores en zonas peligrosas es lograr trasformar, esos malos momentos en un momento especial.
PROCESO DE SPA. Seguro te has preguntado por qué el auto tiene una gruesa capa de barro que lo recubre casi en su totalidad, dejando sólo los vidrios despejados y además “la bandera argentina siempre tiene que estar reluciente” aclara Sergio.
Que esté embarrado remite nostálgicamente a la infancia de Sergio y es una representación simbólica de su pasión por ayudar a los complicados en tierras difíciles.
Esta curiosa estética es producto de un profundo y completo baño semanal en barro. Así es, podríamos decir que Sergio lleva una vez a la semana a su Clio al “spa”. Generalmente va los miércoles, a una propiedad que está especialmente diseñada para el tratamiento de “belleza” de su auto.
Este lugar tiene 300 camionadas de ladrillo, y muchas huellas de barro para meter el auto y hacer marcha atrás esperando que el lodo salpique y cubra el vehículo desde todos los flancos y hasta más no poder.
EL AUTO FANTÁSTICO. Para Sergio existen dos formas de andar en auto: “subirte y sentir que es una máquina o ponértelo y sentir que es parte de uno, tener una conexión con tu auto”. Eso es lo que les pasa a los que “creen tener un súper auto y se meten a cualquier lado y no saben manejarlos, así termino sacándolos yo con mi Clio”, dice muy confiado.
Por sus manos antes pasaron muchos autos que lo ayudaron con su tarea rescatista (es su mayoría modelos del Rombo): como un Renault 12, un Renault 9, un Senda diesel y un Ford Focus, entre otros. Más allá de los coches sólo necesita su linga para guiar a los malaventurados por el buen camino.
El Clio embarrado es de color guinda – bordó y “no es casual que haya elegido este color ‘borravino’ porque yo soy enólogo y frutivinicultor”, cuenta. Dentro de su vehículo lleva buenos vinos malbec, cabernet , syrah y hasta espumantes para convidar. Cómo aquella vez que en Garibaldi y San Martín sacó del Clio varias sillas, mesa, mantel, vasos y el destapador, para invitar a unos canadienses a aprobar un Syrah. Por eso dice orgullo que su Clio es “la bodega del mundo”.
Pero no sólo vinos carga en su auto. Cuenta que ha preparado desde tallarines, panqueques con leche de tambo y hasta “una cena romántica”, pasando por un servicio de café para 70 personas. Para acompañar la comida equipa a su compacto con un sistema de audio muy potente: “Quiero que la gente sea feliz, para mí el Clio significa alegría…”
Por Ayelén Noguera
Especial para Cuyomotor