Durante los primeros meses de 2025, la venta de autos usados en Argentina se disparó, y con ella también creció la necesidad de realizar transferencias formales. Según datos recientes de la Cámara del Comercio Automotor (CCA), ya se transfirieron más de 775.000 unidades, lo que representa un incremento del 25,9% frente al mismo período del año anterior.
Este crecimiento genera muchas dudas, especialmente entre quienes compran o venden por primera vez. La más común: ¿Qué documentación hace falta para transferir?
Todos los papeles obligatorios para transferir un auto usado
Para evitar problemas o demoras, es importante contar con todos los documentos que exige el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor. Estos son los requisitos indispensables para realizar una transferencia en 2025:
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Constancia de CUIT, CUIL o CDI del comprador y vendedor.
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Documento Nacional de Identidad (DNI) o pasaporte vigente (si se trata de un extranjero).
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Formulario 08, que puede tramitarse tanto en forma presencial como digital. Este formulario certifica la voluntad de transferir el vehículo y debe estar firmado por ambas partes.
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Título de propiedad del vehículo o Constancia de Asignación de Título (CAT).
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Todas las cédulas del vehículo en su poder: tanto las verdes (titular) como las azules (autorizados a conducir).
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Si el vehículo tiene una prenda (por ejemplo, un crédito prendario), se necesita constancia de aviso de transferencia al acreedor, mediante carta documento o telegrama colacionado. Lo mismo aplica para vehículos bajo contrato de leasing.
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Formulario 381 de AFIP: obligatorio sólo para maquinarias agrícolas, viales o industriales autopropulsadas.
¿Hace falta estar al día con patentes o multas?
Una duda frecuente gira en torno a las deudas del vehículo, como infracciones o patentes impagas. Según la normativa actual, ningún Registro Automotor puede rechazar una transferencia por estas razones. Es decir, no es requisito presentar el libre de deuda.
Sin embargo, en la práctica, el comprador sí puede exigirlo como condición para cerrar el trato. Muchas veces, el valor de las deudas se descuenta del precio final del vehículo. Por ejemplo: si un auto se vende por $8.000.000 pero arrastra una deuda de $300.000 en patentes, es habitual que el comprador le pague $7.700.000 al vendedor, y asuma él mismo el trámite de regularización.
