El impulso a la industria automotriz generado por el gobierno de Arturo Frondizi logró que para 1960 diversas automotrices se instalen en nuestro país. En especial muchas marcas europeas se instalaron en nuestro mercado por entonces, y Citroën fue una de las que tuvo el mayor impulso, debido a que se convirtió en una filial oficial de la firma francesa, y lograr el éxito con los 2CV y 3CV.
Si bien desde hacía ya mucho tiempo Citroën comercializaba autos y camiones en nuestro país, la llegada de los primeros 2CV a fines de los cincuenta, inicialmente importados, fue clave para establecer a la marca como accesible, ya que previamente sus modelos se advertían como costosos.
El compacto Citroën era un ejemplo de aprovechamiento, y abaratamiento. Su carrocería tan simple permitía que fuera construido sin demasiada tecnología. Además, el techo de lona, los vidrios rectos, o sus paneles atornillados o encastrados, hacían mucho más fácil su fabricación.
2CV: El modelo que popularizó a Citroën
El 2CV contaba con una mecánica simple. El motor de dos cilindros era refrigerado por aire, con tracción delantera y un sistema de suspensión único, que interconectaba a las ruedas delanteras con las traseras, y permitía un andar suave, prácticamente sin igual. Durante la primera década los cambios fueron varios, y se centraron en mejorar la confiabilidad, y el estilo exterior.
Tras fuertes inversiones, rápidamente Citroën nacionalizó gran parte de los componentes del 2CV, lo que le permitió perdurar en el tiempo. En 1969, una de las mayores críticas al modelo era la falta de potencia, ya que el motor de 425 cm³ rendía escasa potencia. Pero a partir de ese año, se adoptó como opción una nueva mecánica, que llevó a alterar el nombre del modelo, incluso desconocido para el mercado francés.
Con el motor ampliado a 602 cm³, el ya popular Citroën pasó a denominarse 3CV. Desde ese entonces las ventas aumentaron, también por la incorporación de un sistema de transmisión más robusto, como por la incorporación de puertas delanteras de apertura convencional. Además era de los vehículos más baratos de Argentina.
De Citroën 2CV a 3CV ¿Cuánto mejoraba?
Paulatinamente, la dupla 2CV/3CV supo agregar toques distintivos, como la aparición de la versión M28, dotada con detalles de mejor calidad interior, y aspecto renovado. Durante la década del setenta se convertía en uno de los autos citadinos más elogiados, y las razones eran obvias: era sumamente cómodo, relativamente ágil y no levantaba temperatura en el tráfico, como sí sucedía con otros modelos.
La fiesta de Citroën en Mendoza aquí
Citroën produjo en Argentina al 3CV hasta 1980, cuando finalmente la filial local fue vendida a un empresario particular, Eduardo Sal-Lari, que continuó produciendo bajo la marca IES al 3CV, e incluyendo varias mejoras en el mítico «Citro» hasta 1990.
En la actualidad, los Citroën 2CV son bien valorados en el mercado de los autos clásicos. Los más costosos son los de finales de los cincuenta, de los que hay muy pocos. Su precio puede variar entre 10.000 dólares para un 2CV de los primeros, hasta unos 2.500 para los modelos de fines de los sesenta o setenta.
Por su parte el 3CV es más económico, debido a que hay mucha más oferta dentro del mercado. Sin embargo algunas unidades específicas, como el Prestige o M28, pueden llegar a elevar la cifra de unos 1.500 a 4.000 dólares dependiendo de su estado de originalidad.