Luego de la toma de contacto llevada a cabo en Mendoza con una unidad de prueba del concesionario Automotores Gral San Martín, esta vez tuvimos durante una semana un 208 con el nivel de equipamiento más alto de la gama, denominado Feline.
En este caso lo utilizamos durante varios días en la Ciudad de Buenos Aires para hacer las típicas actividades cotidianas; y sumamos también un viaje relámpago de ida y vuelta hasta Córdoba, en donde pudimos poner a prueba su comportamiento en ruta, con cuatro pasajeros y bajo un fuerte sol que derretía el pavimento.
Las pruebas se hicieron justo cuando se conocía el resultado de la votación de los periodistas de la industria automotriz (PIA) que lo eligieron como «auto regional del año«.
A gusto personal es un modelo que tiene varios argumentos a favor, pero también bastantes en contra, especialmente si se tiene en cuenta que se ubica en un escalón alto de precios en relación a sus competidores, y más que nada esta versión, tope de la gama.
Equipamiento destacado
El rasgo exclusivo más visible de este nivel Feline se nota en el frontal, con los faros Full Led y las dos tiras de las luces diurnas que se extienden como dos «colmillos» hacia abajo.
En cuanto a elementos de confort y equipamiento, el Feline se diferencia por contar con climatizador automático bizona (también en el Allure); encendido automático de luces y del limpiaparabrisas; sensores de estacionamiento delantero y cámara de retroceso de 180 grados. El techo panorámico vidriado (fijo) es uno de los features destacados, aunque se incluye a partir del nivel Active.
Las versiones Allure y Feline incluyen un apoyabrazos delantero central, aunque este ítem lo incluiría entre las «contras» ya que tiene una calidad pobre y se lo nota muy delgado y endeble.
A favor
Además del diseño exterior, lo que más impresiona del nuevo 208 es el diseño del tablero y la consola principal. Esta realmente luce muy innovadora y moderna. La plancha tiene pliegues y formas bien pronunciadas en un juego de ergonomía que resulta agradable tanto para el conductor como para el acompañante. Se valoran también los revestimientos blandos y decorados simil fibra de carbono, que le quedan muy bien.
En este mismo plano, siempre me gustó el famoso i-Cockpit que impuso la primera generación, y me sigue gustando. El volante es aplanado en los bordes superior e inferior, lo que si bien obliga a hacer un movimiento más en algunas maniobras, me pareció muy deportivo y agradable al tacto.
Por otra parte me gustó mucho el confort de marcha y especialmente la puesta a punto de las suspensiones: son muy suaves y transmiten mucha robustez tanto en pavimento como en tierra o ripio.
A la buena sensación de confort en el manejo suma el nuevo diseño de las butacas, que en esta versión Feline vienen con un tapizado combinado de Alcántara y cuero sintético. Tienen muy buen agarre lateral y son realmente cómodas, aunque las regulaciones son manuales.
En este apartado de puntos a favor hay que mencionar al paquete de asistencias a la conducción (ADAS) que vienen en esta versión Feline: frenado autónomo de emergencia, alerta de riesgo de colisión, sistema de mantenimiento de carril y faros adaptativos. Lo mismo cabe decir para el hecho de que ahora trae ESP (control de estabilidad) y lo bueno es que no es excluyente de esta versión Feline, si no de todas las versiones.
Por último, es muy cómodo la apertura y cierre automático de puertas por acercamiento de la llave y el arranque por botón. La luminosidad del habitáculo gracias al amplio techo panorámico también es algo a resaltar, aunque la cortina interior se corre sólo en forma manual.
En contra
El nuevo tablero 100% digital podrá ser toda una innovación desde lo visual, pero realmente no me convenció. Me pareció incómodo y poco práctico para leer la información y los gráficos demasiado chicos. En algunas situaciones de luz solar, cuesta mucho ver con claridad los dígitos o gráficos que se muestran.
Algo similar pasa con la pantalla táctil de la consola central, que además, me pareció algo chica (es de 7″ en todas las versiones). Si bien se puede setear la intensidad para darle más brillo, hay veces que queda configurado para la noche y de día casi no se ve. Y ya que hablamos de esta pantallita, agrego que tampoco me gustan los gráficos ni los colores elegidos, que se notan poco sofisticados. No tiene GPS propio y muchas de las funciones de la computadora de a bordo o las configuraciones tienen rutas poco intuitivas o con pocas opciones.
Finalmente, así como me gustó el confort del habitáculo y las suspensiones, incluyo en las contras al comportamiento del motor, que queda realmente pobre de potencia con apenas 115 CV. La caja de cambios automática tiene un buen funcionamiento y se la nota muy precisa. Ello ayuda a que ese déficit de potencia ni se note en las primeras marchas y en general en los tramos urbanos, pero debe esforzarse y meter varios rebajes cuando se exige el acelerador en la ruta, para hacer algún adelantamiento.
Conclusión
El 208 de segunda generación me parece una gran evolución en muchos aspectos como la puesta a punto del chasis, las suspensiones y la incorporación del ESP y las ADAS; algo decepcionante en cuanto a la calidad de algunos detalles del interior y una pequeña desilusión en cuanto a la motorización, con un motor que si bien es confiable y conocido, queda anticuado y muy corto de prestaciones.
Además, el consumo no es de los mejores: en ciudad gasta unos 9 litros cada 100 kilómetros mientras que en ruta se reduce a poco más de 7,5 litros para esa distancia, y si bien tiene botones para cambiar el modo de manejo (Eco, Confort o Sport) las diferencias no son muchas.
Tal como se mencionó en la prueba con el 208 Allure, se trató de una de las grandes novedades del año 2020, especialmente por haber vuelto a fabricarse en Argentina, en una nueva plataforma de las más modernas y versátiles que se instaló luego de una importante inversión en la planta del grupo PSA de El Palomar.
El precio de esta versión Feline, a enero 2021 ya superaba los 2,1 millones de pesos, lo que lo ubica en una franja alta de precios de los hatchbacks del segmento B, muy por encima de competidores como el Chevrolet Onix 1.0 AT Premier ($ 1,75M); Volkswagen Polo 1.6 Highline Tiptronic ($ 1,79 M) o el Toyota Yaris 1.5 S CVT ($ 1,89 M).
Test Drive: Carlos Sueldo
IG: @charlysuelto
En Mendoza
El nuevo 208 y toda la línea de Peugeot, los encontrás en Automotores General San Martín, concesionario oficial.